Con esta entrada quiero empezar un apartado de entradas que serán datos curiosos relacionados con el mundo que tanto nos fascina, el turismo y los viajes. Navegando por la web vi una historia lo bastante curiosa:
Mark Malkoff era una persona normal y corriente, con sus típicos miedos. Y su miedo mayor era que tenía pánico a volar como le pasa a muchas personas. Fue a varios psicólogos, probó varias terapias y demás pero nada tuvo resultado y entonces decició quitarse el miedo a la fuerza y por voluntad propia.
Su solución fue nada más y nada menos que volar durante 30 días seguidos sin parar (durante todo el mes de junio del 2009). Un día llego a su casa, empaquetó toda sus casas y decidió mudarse a vivir durante un mes a los aviones de la compañía americana Airtran y figuró como pasajero en todos los vuelos que dicha compañía realizaba con sus aviones llegando a coger en un día ocupado unos 12 vuelos y en un dia tranquilo unos 5 vuelos.
Se lo tomaba tan en serio que ni bajaba del avión cuando este estaba parado en tierra respostando. Sus principales problemas surgían a la hora de su higiene personal, de dormir por las noches en el avión y el aburrimiento de horas y horas volando de un destino a otro sin parar de volar.
Montó una página web donde fué contando todas sus experiencia a través de una conexión inalámbrica especial para aviones y así sus seguidores pudieron saber donde estaba y que estaba haciendo en cada momento. Se le pudo seguir a través de las redes sociales de Twitter y Facebook y se veían sus fotos en Flickr.
Con esta experiencia tan larga y dura, no me extraña que se le pasara el miedo a volar ya que fue muy persistente en superar un miedo que le reducía las posibilidades de disfrutar lo más bonito de este mundo, viajar.
Mark Malkoff era una persona normal y corriente, con sus típicos miedos. Y su miedo mayor era que tenía pánico a volar como le pasa a muchas personas. Fue a varios psicólogos, probó varias terapias y demás pero nada tuvo resultado y entonces decició quitarse el miedo a la fuerza y por voluntad propia.
Su solución fue nada más y nada menos que volar durante 30 días seguidos sin parar (durante todo el mes de junio del 2009). Un día llego a su casa, empaquetó toda sus casas y decidió mudarse a vivir durante un mes a los aviones de la compañía americana Airtran y figuró como pasajero en todos los vuelos que dicha compañía realizaba con sus aviones llegando a coger en un día ocupado unos 12 vuelos y en un dia tranquilo unos 5 vuelos.
Se lo tomaba tan en serio que ni bajaba del avión cuando este estaba parado en tierra respostando. Sus principales problemas surgían a la hora de su higiene personal, de dormir por las noches en el avión y el aburrimiento de horas y horas volando de un destino a otro sin parar de volar.
Montó una página web donde fué contando todas sus experiencia a través de una conexión inalámbrica especial para aviones y así sus seguidores pudieron saber donde estaba y que estaba haciendo en cada momento. Se le pudo seguir a través de las redes sociales de Twitter y Facebook y se veían sus fotos en Flickr.
Con esta experiencia tan larga y dura, no me extraña que se le pasara el miedo a volar ya que fue muy persistente en superar un miedo que le reducía las posibilidades de disfrutar lo más bonito de este mundo, viajar.
Entradas
0 comentarios:
Publicar un comentario